Querido y hasta odiado lector, te advierto de una vez con
este simple comienzo. Cuando empieces a leer, no encontraras versos perfectos,
ni rimas completas; veras que en mis “poemas” algo que ya casi nadie quiere ver
y en tu cabeza, tu pensamiento crítico analítico solo será capaz de hacer una
pregunta. ¿Quién te dijo que eras un poeta? Podría decirte que mis amigos y
amantes leyeron con agrado mis “poemas” y aun sin entenderlos me dijeron que
eran bellos, o que yo mismo una mañana me levante con el sol ocultándose de mí
y me autonombre poeta; pero en realidad esto es tan solo un vago pretexto mío
para decir lo que jamás pude gritar. Desde pequeño escribí en frases bellas,
patéticas y hasta ya dichas lo que el mundo con sus fuertes manos me hizo
callar. En medio de un caos de casi toda mi vida, sólo encontré un escape a lo
que por mentira se podría llamar “poesía”. En realidad no soy como aquellos
poetas que se rezagaron toda su vida hablando de las bellas cinturas de las
mujeres, o de los paisajes que alguna vez vieron cuando el sol era piadoso con
ellos. ¡No!, la verdad es que en mis “poemas” solo trato de contar aquello que
los ojos no ven y los oídos no escuchan, me he tomado el atrevimiento de tratar
de escribir y hasta gritos decir sobre el hombre y su esencia, siempre por
medio de frases caóticas y absurdas. Digo “trato” porque en realidad quien
podría describir aquella esencia del hombre; cuando en realidad él es un ser
caótico, sentimental y a veces absurdo. Quien sería capaz de describir la
esencia de aquel ser que dice: “la vida es bella aunque no sea color de rosas”,
mientras en su corazón y pensamiento pide a gritos que la piadosa muerte se lo
lleve, o aquel ser que siempre agonizante anda por las callas y cafés
maldiciendo el mundo que le toco y su imperfección, cuando en realidad, aún no
sabe cuál es aquel mundo que extraña. No son seres magníficos, ni tampoco
ratoncillos de experimentación pero es gracioso ver cómo ven la vida a través
de un reloj y la muerte tocando a su puerta, con el adiós eterno en su túnica
negra y la llegada del eterno “fin”. Por eso lector, te advierto que de pronto
por una leve casualidad de aquel círculo vicioso que es el destino te
encuentres y no te encuentres, lo cual sólo sucederá por una única razón… y es
que aún no me he podido sentar a hablar contigo. …esto no fue escrito en un día
inspirado por la cafeína y el tabaco, sino porque he hecho lo que muchos no han
logrado hacer… te he escuchado…
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