2007/04/02

SILENCIEN A LA GUERRA




Los casquillos calientes,
la sangre corriendo
por las calles,
los labios pálidos
y las pieles frías
rodean los rostros
tristes y cansados
de los hombres que huyen
de esta inepta guerra,
de la cual nadie
desea saber.

La tierra seca,
el impresionante olor
a cementerio,
los rostros llenos
de venganza y odio
rodean a los niños,
robándoles sus alegrías
y la esperanza
de seguir con vida.
Los cuerpos débiles
y hambrientos,
las noches sin estrellas
y los punzantes gritos de piedad,
rodean los cuerpos inertes
de los hombres
que buscaron la paz
en medio de las armas
y la muerte.

Las ilusiones rotas,
el temor y la duda
a que esto no acabe nunca,
el coraje y el dolor
de sentir las manos atadas
ante esta guerra sin nombre,
hacen estremecer
la fuerza y el valor
del hombre,
haciéndolo huir
sin brújula y sin horizonte
a un lugar aun desconocido
para todos.

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