LOS HOMBRES NO LLORAN

Un recuerdo,
en un bus lleno,
en el momento,
donde la tarde
se saluda con la noche;
una idea entre lo absurdo y oscuro
se va creando,
de una imagen poco probable.

Un hombre,
triste y melancólico,
intentando tapar sus lágrimas
con su mano derecha,
mientras la izquierda
evita dejarlo caer.

Respuesta a su dolor
no se encuentra,
en medio de su llanto
reprimido.

¿será que…?
¿ha muerto su creadora?,
¿el mundo lo sigue odiando?
¿ha perdido sus ilusiones?
de pronto…
¿el amor no lo amó?

No deja de llorar,
sus lágrimas se escurren,
por sus mejillas
maltratadas por el sol.

Su melancolía sigue,
la gente
como siempre,
ausente
lo observa fríamente,
mientras él,
es un alma en pena
que no encuentra consuelo,
dentro de tantas miradas
congeladas.
Ver el sol
ya no es una opción,
ver la noche
le produce más dolor
verme a mí
le produce vergüenza.

Sigue fingiendo
que no llora,
como niño valiente,
infla su pecho
y trata de engañarme,
pero sigue reprimiendo
sus lágrimas,
mientras sus lamentos
se unen con el sonido
del motor.

Ya no puede más,
es demasiado el dolor,
son demasiadas lágrimas
y demasiadas miradas,
su dolor y vergüenza
no lo dejan quedarse,

ya no es un niño valiente,
así que,
decide marcharse,
dejándome con la duda,
que de pronto,
yo sea la autora de tan inmenso dolor.